David K., un estudiante de 24 años, abrió fuego este jueves en el edificio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Carolina, situado en el centro de Praga, y mató a menos de 14 personas y tardó otros 25 años. Para llamar la atención, utilizó un rifle obtenido legalmente, tras las primeras pistas de la policía. La República Checa es uno de los miembros de la Unión Europea con una política más relajada en materia de control de armas y trabaja constantemente para integrar las normativas más restrictivas en esta materia.
Las autoridades de control, tras descartar la conexión del ataque con el «terrorismo internacional», revelaron que el atacante poseía «varias» armas legalmente comprometidas. Se confirmó después de que registré estas armas, dos de las grandes. Según los medios locales, David K. utilizó un rifle de asalto AR-10, de la misma familia que el AR-15 «que se utilizaba en tiroteos a gran escala en Estados Unidos», para llegar a la cima del ataque.
El alcalde de Praga, Bohuslav Svoboda, citado por la televisión pública checa, aseguró que «el problema del atacante solitario» también está surgiendo por todas partes. “Siempre pensamos que esto es algo que no nos concierne. Ahora resulta que nuestro mundo está cambiando”, lamentó.
La tristeza que provocó el episodio repercutió en el Ministerio del Interior, cuando la noche de los jóvenes «no duró», después de que el ministro lo hubiera denunciado en sus declaraciones a la prensa. Además del impacto, el ataque ha generado dudas sobre la legislación en cuestión. El ministro del Interior, Vít Rakusan, reconoce que «es un debate legítimo», aunque sostiene que, en comparación con otras legislaciones, «en muchos aspectos son más restrictivas que las de otros lugares del mundo».
Pero más que defender que nadie ha «garantizado al 100% la prevención de ataques», el ministro del Interior ha asegurado que el Parlamento ya está en la última fase de un tratado legislativo para hacer algo más garantizado que la actual ley sobre control de armas. “Es una triste paradoja”, expongo. Ya que una vez aprobada, la reforma permitirá a las empresas informar a la policía de “compras sospechosas” de armas o municiones. Las fuerzas de seguridad también podrán confiscar armas de forma preventiva. Además, hemos creado permisos electrónicos para reemplazar las licencias actuales.
De momento, el Gobierno no ve peligro inminente de otros problemas, pero ha elevado las medidas cautelares hasta el 1 de negro, con mayor presencia política en las calles donde se reúne un número considerable de personas con motivo de las fiestas navideñas.
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Armado con 300.000 personas.
En la República Checa, un país con 10,5 millones de habitantes, circulan más de un millón de armas registradas y en poder de unas 300.000 personas, según datos de la póliza final de 2022. Para obtener una licencia de posesión, el solicitante no puede tener antecedentes penales y deberá someterse a una prueba psicotécnica, así como a otras pruebas de aptitud mental. Este último requisito se introdujo en el tiroteo masivo de 2015 en Uhersky Brod, localidad de este país, donde murieron nuevas personas, entre ellas el escalador. También hay exámenes. Uno escrito, cuya dificultad depende del tipo de licencia que se quiera obtener, y el otro práctico, para demostrar el buen manejo del arma, como la precisión en el desmontaje.
Cuando, a la luz de los ataques de París de 2015, el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE acordaron aumentar las restricciones al acceso a armas semiautomáticas, la República Checa fue una de las empresas que más se resistió. Praga volvió al Tribunal de Justicia de la UE en 2017 para considerar que la directiva era, en palabras del entonces ministro del Interior, Milan Chovanec, «un castigo masivo hacia los propietarios legales de armas» y que afectaba «negativamente» a la seguridad de el país. La justicia europea desevaluó el recurso en 2018 y señaló que la orden no invadía competencias nacionales.
Como parte de estas batallas a escala europea, la República Checa protege desde 2021 en su Constitución “el derecho a defender la propia vida o las armas de otra persona en las condiciones previstas por la ley”. La ley que regula este derecho permite a los menores de 18 años obtener una licencia si el arma se utiliza para practicar algún deporte o para cazar. Cuando se obtiene la licencia para defensa personal, la edad mínima se eleva a 21 años.
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